LESIONES SECUNDARIAS
Las lesiones secundarias se producen por la evolución natural de las
lesiones primarias (vesículas rotas)
o por la manipulación del paciente (vesícula rascada).
Las escamas son capas planas y delgadas, fácilmente exfoliable, debido a la acumulación de células queratinizadas,
y se suelen asociar con enfermedades como la psoriasis,
la dermatitis seborreica, las infecciones micóticas superficiales, la pitiriasis versicolor, la pitiriasis rosada y cualquier tipo de dermatitis crónica.
suero o pus desecados y se observan
en muchas enfermedades
inflamatorias o infecciosas.
La erosión es una pérdida focal de toda o de una parte de la epidermis, secundaria a la rotura de una vesícula, formando una
excavación húmeda, lisa y brillante.
Se suele asociar con la infección por virus herpes y el pénfigo.
y de una parte de la dermis como mínimo, formando cráteres
de tamaño variable, exudativos, rojizo azulado o rojo.
Cuando las úlceras se deben a un traumatismo físico
Cuando las úlceras se deben a un traumatismo físico
o a una infección bacteriana aguda,
la causa suele resultar evidente,
pero existen otras causas menos evidentes,
como las infecciones bacterianas y micóticas crónicas,
diversas enfermedades vasculares y neurológicas periféricas,
la esclerodermia sistémica y los tumores.
La excoriación es una pérdida de epidermis, dejando expuesta la dermis. Queda una zona costrosa lineal
o excavada, producida por rascado, frotamiento o picadura.
La liquenificación corresponde a una zona de piel
y se asocia de manera típica con la dermatitis atópica y
el liquen simple crónico, porque es resultado de la irritación producida por el rascado repetido de una lesión pruriginosa.
Las cicatrices son áreas de tejido fibroso, duro, fino o grueso,
irregular, que sustituyen a la piel normal después de la destrucción
de una parte de la dermis.
Se pueden asociar con quemaduras o cortes,
siendo menos frecuentes en otras enfermedades
La atrofia se manifiesta como una piel adelgazada y arrugada,
con pérdida de las marcas cutáneas.
Se observa en los ancianos, en el lupus eritematoso discoide,
tras el uso prolongado de esteroides tópicos potentes y,
en algunas ocasiones, después de quemaduras.